sábado, julio 18

Amor a módico precio.

Ha llegado al fin el sábado, el momento de descansar y de despojarse de la ropa formal y las tensiones lanzarlas entre las prendas, fin de semana de descanso, relajo y para algunos libertinaje, de excesos, de beber alcohol, conversar, reír para otros solo dormir. Antonia una joven estudiante de tercer año de filosofía, solo quiere beber unas cervezas con sus amigas y bailarle a la luna mientras pueda verla aferrada al cielo. La noche será intensa y al parecer el maquillaje escogido también, las nubes en el cielo se esfuman para dar paso a una noche estrellada perfecta.
El perfume en su justa medida, su cabello recogido, unos pendientes largos para estilizar el cuello, el brillo labial donde no puede faltar en la cartera & dispuesto además en su linda sonrisa. Las pestañas doblemente largas tal como lo anuncia Sarah Michelle en la publicidad. Su cuerpo fresco y cubierto por suaves y livianas telas que le darían libertad a cada uno de los pasos que esta noche harían furor.
Todo está dispuesto y decide salir de su departamento. -¡uf! está fresco- dice temblorosa por el frió ambiental, pero decido seguir con su aventura nocturna. Sus amigas la esperan afuera y disfrutan del mismo entusiasmos que Antonia. Han de primero pasar a beber unos tragos a un local de Bellavista, caipirinha y cigarrillos son los mejores camaradas para esta noche fresca, junto con las risotadas obviamente, la próxima parada espera por las mujeres llenas de energía por liberar.
Antonia es la primera en entrar y decide seguir bebiendo, unas cervezas de costo módico esta vez la aliviarían del raudo calor que ahora ella sentía. El baile, el humo de los cigarros en el ambiente, las cervezas y mas cervezas la harían padecer un pequeño mareo combinado con una menuda sensación de exceso enérgico, ella quiere más. La noche es suya y las cervezas esta vez son necesarias para saciar la ansiedad absoluta producida. Un tipo se acerca a ella & comienza a bailarle sutilmente. Antonia acepta símbolicamente su baile como si fuese cortejo de ave del paraíso. Ella atraída por aquel hombre de identidad hasta el momento desconocida, decide llegar más allá y lo aborda frontalmente para propinar un beso suave y apasionado a la vez, lleno de luz y oscuridad también. Él la toma de la cintura y responde su cálido beso, Antonia embobada en aquel erótico contacto, olvida a sus amigas y se olvida del tiempo incluso.
En un segundo que se han dado para recuperar el aliento, ella mirando hacia el suelo le pide al sensual desconocido que la acerque a su departamento, pues se ha percatado que ha quedado sola. el muchacho sonríe y accede a llevarla.
El camino parece eterno, pero al fin han llegado hasta el hogar de la embriagada mujer. Todo parece fácil ahí sobretodo la entrada a su hogar.
Poseída por el erotismo del ambiente y las cervezas consumidas la mujer besa al tipo una y otra vez cada vez mas sumida en la pasión. No hay más gente, ni cuestionamientos, nadie los observa ni critica su actuar, solo una porción de noche para terminar de consumar un amor nocturno. Un amor rápido y símbolo de irresponsabilidad.
El la toma frágilmente por la cintura, mientras continua besándola, no dejara de hacerlo más de todos modos. El maquillaje que tanto ha demorado en escoger esta por todos lados en su rostro & las prendas que ha seleccionado comienzan a volar como palomas blancas al viento denotando la paz. Es su vestido el primero en visitar los cielos, desnudos ambos sobre la cama de la mujer, consuman una y otra vez esa majestuosa atracción, respirando cada uno de sus latidos, aspirando el sudor de los cuerpos, embobados y aturdidos en pasión. Ella muy quejumbrosa, esboza sonrisas & suspiros cada vez que el le permite respirar. El más recatado solo sonríe omitiendo los sonidos & solo hablando por medio de la piel.
Comienza a salir el sol y junto a él, el cansancio de sus ojos & de la completa liberación de sus cuerpos. Antonia se ha quedado dormida entre las sabanas enrredada & desnuda, abrazando al hombre que por esta noche la haria sentir una mujer feliz. El reloj ha hecho muy cortas las horas mientras ellos disfrutaban de la fusión de sus cuerpos.
Son las doce del día, la alarma suena y la joven despierta aún aturdida por el alcohol consumido, adolorida desde la cabeza hasta la punta de los pies. tocando por todos lados cada centimetro de su cama, tocando su cuerpo, para terminar de convencerse de ser protagonistas de tal acto de sensualidad & pasión. Más aun convencida de que aquello no era un sueño, no logra entender ¿Cuándo volvera a repetir la escena con este mismo actor? Pues el joven desconocido no ha dejado ninguna señal ni tipo de contacto para volverla a ver.

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